¿Cámaras de fotos que hacen vídeo de calidad limitada, o cámaras de vídeo que hacen fotos de calidad limitada? Ya no tienes que escoger, las cámaras híbridas de alta calidad ya están aquí.
Siendo el vídeo imagen en movimiento, la aparición de híbridos foto-vídeo cada vez más perfeccionados nos debería parecer natural. Sin embargo, es ahora cuando comienzan a salir al mercado las primeras cámaras que nos permiten tener imagen estática y en movimiento con una calidad más que aceptable en ambos modos.
Pero, ¿cuál es el motivo que ha hecho que no tengamos cámaras de alta calidad para foto y vídeo hasta ahora?
Demasiada información
La diferencia fundamental entre una cámara de fotos y una de vídeo es el volumen de información que deben gestionar. Mientras que la cámara de fotos puede captar y almacenar unos pocos fotogramas (eso sí, a alta resolución), las cámaras de vídeo han de poder gestionar toda la información de los 30 fotogramas por segundo a 720x576 (PAL DV) o 1920x1080 (HD). A pesar de que el tamaño de las imágenes es muy inferior, el flujo de datos hacía hasta hace poco inviable el transmitirlo y almacenarlo sin un algoritmo de compresión.
De hecho, una de las diferencias entre las cámaras caseras y las profesionales era la capacidad de las últimas de poder grabar los cuadros completos de cada imagen (grabación progresiva), en vez de la mitad de la información del fotograma anterior combinada con la mitad del fotograma siguiente (entrelazado).
Ahora la mejora en la velocidad de la gestión de la información digital hace que cámaras cada vez más baratas puedan gestionar la transmisión de 30 fotogramas completos por segundo (incluso más durante cortos periodos de tiempo) con algoritmos de compresión que cada vez provocan una pérdida de información más reducida.
El inicio de la convergencia
Fueron las cámaras de vídeo las que abrieron el fuego. Los nuevos sensores CCD, de mayor resolución, hacían posible capturar fotogramas concretos y guardarlos como una imagen individual. Claro está que los algoritmos de compresión seguían estando, lo cual, combinado con la limitada resolución de los sensores de vídeo, hacía que las fotografías no fueran dignas ni de ser impresas en papel.
Las cámaras fotográficas pasaron a la acción con la aparición de algunos modelos que ofrecían la posibilidad de realizar pequeños fragmentos de vídeo como concatenación de imágenes estáticas a poca resolución. Al principio, no se conseguían más de 15 fotogramas por segundo durante 20 o 30 segundos, pero la evolución fue tremendamente rápida, y pronto tuvimos cámaras capaces de grabar a 30 fps durante un tiempo ilimitado.
Obviamente, su cometido principal no había cambiado, por lo que el algoritmo de compresión de vídeo era un "añadido", poco optimizado, y más pensado para aplicaciones informáticas que para un vídeo de alta calidad.
El presente
Y llegamos al día de hoy, con cámaras de vídeo, como la Handycam HDR-CX11E de Sony que es capaz de detectar sonrisas a la hora de hacer fotos, o decenas de modelos de cámara fotográfica que ya traen de serie la capacidad de realizar fotografías a 1920 x 1080 píxeles, para ser mostradas en pantallas Full HD.
También tenemos al móvil como punto de convergencia, y muestra de ello es el Nokia N96, que incorpora una cámara que es capaz de realizar instantáneas a 5 Megapíxeles, pero también de grabar a 720x576 a 30 fps, o el LG Viewty, que puede grabar vídeos superrápidos a 120 fotogramas por segundo y también hacer fotos de una calidad aceptable.
Pero la verdadera sorpresa vino de la mano de Nikon, una marca que siempre ha sido asociada a la fotografía, y que con su modelo D90 ha decidido no hacer caso a los puristas, que siempre han defendido que una cámara réflex no puede hacer vídeo, e incorporar un modo de filmación progresivo a 720 píxeles.
No ha sido la única, ya que la Fujifilm FinePix S2000HD también se ha apuntado a esta nueva tendencia, que pronto encontrará muchos otros seguidores.
Disminución de precio
Pero cualquiera que se dedique al vídeo profesional sabrá que esto no es nada nuevo, dado que las cámaras profesionales ya estaban trabajando con resoluciones de 4 Megapíxeles, ofreciendo grabaciones de hasta 120 fotogramas por segundo sin prácticamente compresión. Así, no se trataba de que no existiera la tecnología, sino del precio que estuviéramos dispuestos a pagar.
Un ejemplo claro del abaratamiento de la gestión ultrarrápida de imagen de alta resolución en movimiento viene de la mano de uno de los principales fabricantes de cámaras de cine de alta resolución: RED.
Esta compañía anunció el lanzamiento próximo de su cámara Scarlet, un grabador capaz de ofrecer 3 Megapíxeles de imagen a 120 fotogramas por segundo a un precio no superior a los 3000 dólares. No hace falta decir que la lista de espera para conseguir esta maravilla es interminable.
Así, vemos que no tardaremos demasiado en encontrar el mercado plagado de cámaras "a secas", que ya no distinguirán entre foto y vídeo, sino que serán "fotovideográficas" o "videofotográficas".
Terra - Tecnología / Daniel V. González
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