Nada más lejos de la realidad, porque Audi no puede permitirse que el deportivo más rápido de toda su gama de modelos sea diésel. Sería un suicidio de cara a la imagen de la marca, pero por el contrario no les vendría nada mal para un aumento enorme de ventas. Por ello, y partiendo de una solución equitativa a ambas partes, han decidido que el R8 TDI existirá pero con el V8 4.2 litros TDI, con una potencia de 326 caballos.
Tanto el diésel como el descapotable se han retrasado ligeramente, porque el actual R8 es todo un éxito en venta y en Audi no dan a basto. Hasta que las líneas de producción no aumenten, no les quedará más remedio que dar prioridad a lo que por ahora es más importante. El resto, con el tiempo llegará…
Vía: German Car Blog
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